Voy a aruñar almas, a romper corazones, a desgarrar sueños, a tejer un manto oscuro para tapar el Sol, a agitar los vientos y crear huracanes, a levantar oleajes que arrasen con vidas inocentes con solo mirar el azul del mar, a romper la tierra con las manos y a desnudar el silencio con gritos de furia y dolor. Voy a mutilar, herir y maltratar. Voy a desgajar todas las ilusiones y esperanzas de cualquier ser con corazón latente sobre el mundo. Voy a raptar a las estrellas y pedir como rescate el suicidio de la Luna. Voy a bombardear y acribillar hasta el último e ínfimo resquicio de vida que quede. Mandaré rayos, truenos y relámpagos a asustar a pequeños y a avisar a mayores. Con mil hojas afiladas rasgaré la piel de las más bellas y los más apuestos, para luego tejer su putrefacta perfección a aquellos que no son agraciados de vista y mueran infectados de hermosura. Llamaré a Belcebú para bailar juntos el son de la venganza y jugaré con su lengua mientras bebemos veneno en copas de bronce, pero la mía estará vacía. Engañaré a los ángeles y les robaré sus alas a balazos para no tener oportunidad de llegar al cielo. Voy a ser dueña de la naturaleza y me coronaré como Madre Tierra. Ignoraré la ira del Señor y lucharé contra su mano derecha aun quedando manca. Seré dueña y señora del mal, me casaré con la muerte y pariré la lujuria, el egoísmo, el dolor, el rencor y la locura. Miraré mi obra maestra mientras me emborracho del vino de la grandeza servido en tu calavera. Reina del Averno por siempre.
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