Locura: la excusa de los cuerdos para no sentir
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5.29.2011

Luna lunera.

Hoy me siento sola, en el rincón de siempre. Nadie más lo conoce, sólo yo sé hallar el alivio en ese trocito de mi habitación. Miro al cielo desde que atardece hasta que el Sol deja paso a su novia la Luna. Colores que cambian, que se transforman, nubes que se dibujan distintas y que juegan con el viento. La luz llena mi cuarto y lo caldea. Es el único calor que siento en esos momentos. Poco a poco, todos los colores que habían aparecido, se combinan en un púrpura intenso que se torna azul. Azul intenso, oscuro, impenetrable, casi negro, pero sin embargo es azul. Ahora la luz solo son pequeños puntitos blancos esparcidos por el manto del cielo. Son tan pequeños y tan brillantes a la vez… Belleza en miniatura. Y sin que la llamen, sin necesidad de que invoques su poder sanador, ella aparece. La Luna. La más hermosa en las noches de verano. Es perfecta, redonda, blanca, amarilla, naranja, plateada. Es mágica. Con mirarla tengo suficiente aliento como para suspirar, un suspiro de alivio y de dolor a la vez. Me identifico con ella, solitaria, rodeada de miles de estrellas brillantes alejadas de ella por millones de años luz. Vacía y sin compañía en toda la inmensidad del espacio. Relegada a pasear su elegancia y su belleza cuando ya nadie puede dedicarle unos segundos a mirarla. Es soberana de su cúpula azul pero nadie la admira más allá de sus intereses científicos. Las fotografías no le hacen justicia. Se fijan en ella cuando el cielo está despejado y se la ve perfectamente, si no, pasa desapercibida. Pero yo la veo. Yo la veo incluso cuando el Sol brilla en todo su fulgor y la difumina. Llora su soledad e intenta hacerse notar. ¿Es que nadie más se ha preguntado qué se halla en su otra cara? ¿Es que nadie es capaz de observarla en vez de mirarla? Nadie se detiene a preguntarse cómo puede existir una belleza tan grande y tan oculta. Y perece, perece ante el amor de su vida, ante el que no puede ni quiere luchar. Ya está resignada a su papel y no le merece la pena luchar. Se pondrá sus mejores galas todas las noches y saldrá a iluminar las tinieblas cuando todos la necesitemos. Es eterna. Es muda y grita. Es mi único consuelo cuando me siento como ella, sola, vacía. Es mi alma gemela, mi compañera de condición, mi conciencia educadora. Hoy, me siento sola, como siempre.

2 comentarios:

  1. AIII mii fresii es precioso *.* (Pero tia la foto me acojona un poco :$)
    Y por cierto, quién es el sol?

    Un besazo(L)
    -www.wonderlandtaste.blogspot.com-

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  2. graaaaaaaaaaaaacias mi churry :$ jajaja ya lo sé..a mí también D:
    el sol no existe ajaja ya amanacerá
    un millón de besos(L)

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