Reflexión muda

Cambiar el mundo dando pasos equivocados y romper los esquemas que te habían dicho debías seguir. Seguir adelante incluso cuando ya no hay camino y mojarte los pies del barro que a veces te engulle y te asfixia. Dejar que las gotas de lluvia caigan sobre tu cara como una ducha de fina plata, refrescando las cenizas de tu alma muerta y haciendo que brote esperanza en ella de nuevo. Crear poesía con dos cuerpos y mostrarle al mundo la música de esas almas eternas unidas. Saber que eres inmortal siempre y cuando sigas viva en la mente de alguien, sea por amor o por odio. Tratar de alcanzar los imposibles convirtiéndolos en improbables. Tocar los sueños con la punta de tus dedos y convertirlos en cuerdas de un arpa con la que crearás la melodía de tu propia vida. Olvidarte de lo material superficial y adentrarte en el lado salvaje y desconocido de la materia prima, de ese diamante en bruto que aún está por bruñir dentro de todo lo que compone el Universo. Dejarte caer en brazos de la locura y tener la fuerza suficiente para escapar de ella por tus propios pies. Convertir el mundo en tu mundo y pintarlo de colores que no existen más allá de tu imaginación. Vivir.