Y que teniendo ganas de estallar el mundo con tus propias manos y convertirlo todo en añicos sólo seas capaz de estallar en lágrimas. Que de un día para otro el cuadro de acuarelas en el que veías reflejada tu vida se diluya en pena y dolor y sólo quede un mar de colores indefinidos. Que venga una ráfaga de viento y abra de par en par tus ventanas, llenando de polvo, bichos y porquería todo a su alrededor y de repente te des cuenta de que todo eso ya estaba ahí. Que no sepas lo que quieren, lo quieres, lo que dejas de querer, que estés tan indecisa y perdida, tan poco motivada e ilusionada que te dejes los ojos negros de tanto llorar y los labios rojos de tanto maldecir tu suerte. Porque aunque te das cuenta de que las esquinas se salvan y encuentras cosas puras e impertérritas allí donde todo está masacrado, no sales de tu oscuridad y tu miedo, y te cierras, te haces obtusa e incoherente, te metes en la cama con el firme deseo de no despertar nunca más. Sin embargo sabes que el agua se seca, que los nubarrones cesan y las tormentas callan por el grito del Sol y que tarde o temprano todo pasa, y aunque eso no lo arregle hace más sobre llevable este camino lleno de minas-piedras.
10.19.2011
9.11.2011
La belleza de lo imperfecto
Tratas de crearte un mundo propio, con tus ideales y tus leyes para que nadie desmorone tu estabilidad. Pero creces y descubres que como ser social, debes interactuar con los demás, incumpliendo tus propósitos secretos y compartiendo los de los demás. Piensas que te casarás a los 25, que tendrás hijos antes de los 30 y que tus damas de honor serán tus amigas de la infancia. Y ahora te ves buscando algo parecido a un revolcón romántico que te disuelva las necesidades físicas sin comprometer tu corazón. Bien señorita, ¿dónde está tu educación? ¿Qué pensarían tus allegados, aquellos con los que has crecido? Y es entonces cuando realmente te planteas que, al fin y al cabo, todos eso del "qué dirán", te importa menos que la vida de las luciérnagas del Congo. Te rindes a los deseos de tu presente, pero no corrumpiendo tu tan elaborado plan de futuro; sabes que quieres un marido, unos cuantos hijos, pero no por ello ahora debes sentirte atada-atraída-amada por alguien ahora que aún no tienes la imperiosa necesidad de conatr con ellos. Basta con que te sientas bien contigo misma y con los demás. No es fácil, pero tampoco imposible.
Lo complicado es encontrar a alguien con tus mismas vistas al amor y sus distintas formas de expresión. ¿Si te digo que te quiero pero no quiero que tengamos una relación, cómo me tratarías? No suelen buscarse cosas así si no es para tener un estricto régimen de sexo y despedidas secas y cortantes con besos absurdos. Pero no me veo capaz de rendirme a la crudeza de este mundo cosmopolita que me han legado generaciones pasadas. Buscaré mi bienestar en la forma que me plazca, y si no se entiende... bien, ¿y qué? Al fin y al cabo, las cosas se acaban, es lo más natural del mundo. Lo anormal en cambio es que perduren atemporalmente. Claro que, suena tan bello y genuino ese amor incorpóreo que se desliza en el paso de los años, tan mágico y de cuento de hadas, que es difícil no agarrarse al clavo ardiendo que se nos presenta como flecha del destino.
7.25.2011
No por drogarme a mentiras lo serás, Mr. Increíble.
Eres un monstruo. Te crees que sabes tratar a las chicas, que sabes lo que quieren oír, pero te equivocas. Sólo regalas palabras vacías, promesas de un futuro aún por dibujar, miradas esquivas y sonrisas venenosas, que llenan de satisfacción pero no de alegría. Confianza, ¿sabes qué significa eso? Dejarse caer del piso 57 de un rascacielos y no tener miedo del dolor de la caída, porque sabes que te sujetarán la mano aun cuando el último latido de tu corazón se escabulla entre el furioso rugido de la ciudad. Estoy segura de que más de una confió en ti, en tu eterno olor a perfume y tu pelo recién peinado, pero tú no confías sino en el azar. Yo en cambio no confiaba en ti, no al cien por cien, estaba quizás… al cuarenta por ciento. Estaba formando aún tu imagen, y puede que eso sea aún más doloroso, que te suelten de la mano cinco minutos después de acariciártela y agarrarse a ti fuertemente. Yo me sané, porque el balcón de la planta 37 me paró el golpe. Un par de recuerdos que odiar, algunos mensajes borrados, varias miradas de desprecio, y dos o tres rasguños en mi romanticismo. Sané lentamente, incluso tuve alguna recaída, pero ya estoy preparada para seguir. Tú en cambio, no aprenderás nunca, porque tienes miedo. Dices que esperas a una chica especial, pero en el fondo tienes miedo a encontrarla, porque con su llegada tú dejarás de serlo. La maldad se alimenta del miedo y cuando nos asustamos nuestros rasgos más oscuros salen a la superficie, llenando de sinsabores nuestro alrededor. Estás jodido, porque te has dejado manejar por ellos y ahora, eres un monstruo. Piensas que eres un máquina, que pasar página es lo que te hace más tio, pero nene, esa es tu mayor errata. Cuando te atrevas a confiar de nuevo, podrás amar por completo, y olvidarás el miedo, siendo el chico que realmente se oculta tras la bestia. Lástima que no lo conseguirás.
7.24.2011
Amando a extraños. "El mayor regalo es el amor, no se lo niegues a nadie."
Me acuerdo de ella. De sus juegos entre sábanas. De su extraña y exótica forma de cocinar. De su amor por los libros de la Segunda Guerra Mundial y las películas de amor francesas y las de acción americanas. De su odio por los zapatos planos y las faldas de tubo, de la política y del papayo maduro. De su larga melena pelirroja excesivamente rizada y cómo la peinaba en una impoluta trenza. De su piel generosa en pecas. De su esbelto cuerpo esculpido por el boxeo, aunque este le había dejado una cicatriz en un labio y una pequeña cojera en la pierna derecha. De su tatuaje de un cerezo en la espalda y su medio corazón en el borde de la mano, esa mitad que encajaba con la mía. De lo fatal que cantaba y lo torpe que era bailando, pero lo magnífica que era en la fotografía y la pintura. De lo irritante que era cuando no conseguía imponer sus ideas a las mías y lo tozuda que era con terminar lo que había empezado... aunque eso tenía sus ventajas. De sus ojos, sus hermosos ojos dispares, uno pardo y otro azul, encantadores y su mayor orgullo porque decía que tenía una visión distinta del mundo gracias a ellos. De nuestros sueños juntas de viajar y perdernos. De cómo me despertaba por las mañanas con un susurro de "buenos días tía buena". De su obsesión por los pintalabios rosas, una colección de 136 de ellos lo abalan. Pero sobre todo, me acuerdo de ella. Ella. Ya no hablo de lo que se ve, hablo de lo que se siente, la persona. La chica que me enamoró, la primera chica en mi vida, la que a modo de declaración de amor me dijo "¡bienvenida a tu mundo bollera!". La echo tanto de menos. Sé que sigue aquí, conmigo, todos los días, que todavía se balancea en su columpio destartalado como una niña pequeña. Porque realmente era muy joven cuando su cuerpo decidió fallarle. Demasiado joven. Pero la sigo queriendo. La sigo queriendo porque me enseñó mi verdadero yo de forma tardía, pero más vale tarde que nunca dicen. La seguiré queriendo más allá de los límites de la física, y si el universo y su equilibrio son realmente benévolos, nos reencontraremos allí donde nuestras almas vuelvan a ser una.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)